I. El Moliínt intenta prevenir la cadena de abusos y maltratos a menores.

El MOVIMIENTO LIBERTAD INTERNACIONAL (Moliínt), INTENTA PREVENIR LA CADENA DE ABUSOS A MENORES

CAPÍTULO I

“Acaricia lo que es querido cuando lo tienes cerca, y no esperes para cuando esté lejano”. De Tomás Carlyle, historiador y pensador inglés  (1795-1881).

En los Estados Unidos de Norteamérica, dos millones y medio de niños son maltratados anualmente por sus padres. De una manera conservadora, se supone que sólo en la Ciudad de Nueva York doscientos reciben la muerte de manos paternas. Sin embargo, el vecino país del norte no es el único en el mundo donde esto sucede; por ejemplo, en México se ha comprobado que setecientos cincuenta mil niños son gravemente golpeados por sus progenitores y, según las estadísticas, cada minuto un pequeño es vejado en su integridad moral y física.

Los médicos observan que el niño golpeado a menudo llega al hospital desnutrido, sucio, irritable y con una personalidad reprimida.

La República Dominicana es uno de los países del área latinoamericana donde existe una plataforma legal de mayor protección para los menores, pero éstas no se cumplen. Es el país donde más golpes se les infringen a los niños, donde cualquiera tiene autoridad para hacer nacer a indefensos, a pasar trabajos, sin garantía de una estable educación, alimentación, salud e higiene mental y sumarse de los miles y miles de niños que deambulan por las calles y piden pesos en semáforos, siendo objeto éstos de malsanos ciudadanos que les proponen cosas que atenta contra la moral y el orden públicos.

Una de las mayores dificultades para resolver el complejo problema del abuso a los niños, es el estigma que la sociedad traza en los padres abusadores. Incluso, los médicos sienten aversión, desprecio u odio hacia ellos y no comprenden que se trata de seres humanos infelices, necesitados de ayuda.

La diferencia entre padres normales y los que maltratan es que éstos van demasiado lejos en los castigos corporales que aplican a sus hijos; carecen de control ante su potencial violencia. Estos proceden así, debido a sus propias heridas. Casi todos tienen una historia de maltrato en su infancia. Sólo diez de cada cien son psicópatas, nueve de cada cien son alcohólicos, y sesenta de cada cien no tienen trabajo o desarrollan una labor totalmente insatisfactoria.

Hasta hace poco tiempo se pensaba que era imposible su rehabilitación, dado que son personas aisladas y aparentemente insensibles, sin embargo, se debe dialogar e intercambiar ideas con ellos y buscarles alivio personal, para suprimir la violencia contra los hijos.

El Movimiento Libertad Internacional - Moliínt no pretende dar lecciones sobre cómo ser padres, sino lograr modificaciones benéficas en el comportamiento. Su fundador piensa que es importante brindar ayuda antes, durante y después de la crisis; es preciso tener la voluntad de resolver el problema y encomendarse a Dios, cualquiera que sea la idea que de Él se tenga, y tratar de modificar la conducta durante un día, para volver a empezar el programa a la mañana siguiente.

Cuando hay peligro de crisis, las demás familias están dispuestas a recibir por varios días a los hijos de los padres en conflicto. Los padres golpeadores los son con sus hijos, pero no con los ajenos.

En el Moliínt se habla con sinceridad, esta característica hace concebir esperanzas de que el éxito continúe. Por consiguiente, unas de las funciones más importantes del Moliínt, es intentar prevenir la cadena de abusos y maltratos a menores, dando apoyo al padre y al niño, cuando lo necesiten. 

La denuncia es el principio básico para comenzar a combatir este problema, que se relaciona con la depravación humana, con las causas profundamente arraigadas de una enfermedad psicológica, con los posibles medios de prevenirla y con métodos eficaces de terapia. 

La rápida aprobación de leyes para proteger a los pequeños no tiene efecto, para atacar el problema a fondo. La formación de reuniones o grupos de padres abusadores, ya entrenados, es un mecanismo que puede obrar milagros en casos rebeldes. Por supuesto, mucho depende del tiempo y la perseverancia, para que esta clase de crimen -sin castigo-, se erradique.

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